«La vida es tan incierta, que la felicidad debe aprovecharse en el momento que se presenta» Alejandro Dumas.
Probablemente la palabra querofobia no te sonaba de nada, pero ¿a qué conoces ese sentimiento cuando algo parece demasiado bueno para ser verdad?
Cuando sientes que te han pasado muchas cosas buenas en poco tiempo; y te entra el pánico, pensando qué será lo próximo que está por suceder que rompa de un plumazo esa bonita sensación de felicidad.
¿Te asusta ser feliz?
(Fuente: «Fears of compassion and happiness in relation to alexithymia, mindfulness, and self-criticism». P. Gilbert et al., enPsychology and Psychotherapy, vol. 85, n.o 4, diciembre de 2012)
¿Te resulta difícil confiar en sentimientos positivos?, ¿sientes que tus buenas sensaciones nunca duran mucho tiempo?
¿Has sentido alguna vez que no mereces ser tan feliz?, ¿tu propio estado de bienestar te causa incomodidad o recelo ?
¿No confías en los sentimientos provocados por los logros o situaciones positivas, ¿piensas, cuando eres feliz, que nunca se sabe si caerá del cielo una desgracia?
¿Te preocupa que si te sientes bien, te pueda ocurrir algo malo?, ¿estás convencido que cuando uno se siente a gusto baja la guardia?
Parece una broma que alguien pueda tenerle miedo a ser feliz. Pero es más frecuente de lo que creemos. De hecho, si nos fijamos bien, es llamativo ver a personas que tienen todo un despliegue de recursos al alcance de su mano para ser felices pero, por algún extraño motivo se empeñan en no serlo. Al contrario, es de admirar que otras personas, teniendo el mundo en contra, han conseguido encontrar la autodeterminación para ser auténticamente felices. Y no, no hablo de narcisismo y felicidad superficial. Hablo de paz mental, de estar en equilibrio consigo mismo, con los demás, con la vida.
Personas con actitud de sacar partido a cada momento, porque es lo único que tienen para aferrarse a la vida. Lecciones reales de lo que una buena actitud y una mente bien orientada pueden hacer de nuestra vida.
«Me doy cuenta de que si fuera estable, prudente y estático, viviría en la muerte.
Por consiguiente, acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo y los altibajos emocionales, porque ese es el precio que estoy dispuesto a pagar por una vida fluida, perpleja y excitante»
Carl Rogers