¿Por qué ocurre ? Querofobia IV

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«…y las penosas reflexiones que pasaban por su cabeza le daban un aire tan ridículo y cómico que sentí tentaciones de sonreír.»

ROBERT LOUIS STEVENSON. La isla del tesoro

Es curioso, porque en un momento en el que la búsqueda de la felicidad (¿o del placer?) se ha convertido en una meta vital para la mayoría de los seres humanos, puede parecernos imposible la posibilidad de sentir temor hacia una emoción, en principio, positiva. Pero no solo ocurre, sino que es más frecuente de lo que cabría imaginar.

Pero,¿qué es exactamente lo que perseguimos? Si queremos trabajar en ese concepto de querofobia, es importante diferenciar entre el concepto de placer y felicidad, para marcar un objetivo eficaz.

Frecuentemente se asocia la felicidad a estar relajados y ociosos, como si fuera algo frívolo; pero nada más lejos de la realidad. Esa idea superficial viene mejor asociado al concepto de placer y de postureo; que al concepto de felicidad, más relacionado con un sentimiento cumbre u oceánico que todos deberíamos experimentar.

Sin embargo, cuando esto ocurre, puede invadirnos cierta tendencia a sentirnos culpables, como si fuera esencial (de obligado cumplimiento) tener siempre una preocupación. Nos invade la sensación de estar olvidando algo importante. De no estar siendo responsables. Esa sensación es parecida a la de tener miedo cuando algo nos hace felices. Miedo a que si decidimos dejarnos llevar por las emociones, corremos el riesgo de caer en una nueva decepción, eso que nos empeñamos en evitar a toda costa.

Para evitar que esto ocurra es importante la diferencia entre placer y felicidad (como estado de suficiencia o plenitud). Como un estado emocional constante que depende mucho más de nosotros mismos que de las circunstancias azarosas de la vida.

Según los nuevos estudios, entre las razones para temer las emociones positivas se encuentra el sentimiento de que no son merecidas o la creencia de que la buena fortuna viene siempre acompañada de una alta dosis de sacrificio o esfuerzo.

Quien lo padece no está ansioso todo el tiempo, simplemente a veces consciente, otras inconscientemente, evita situaciones y momentos de felicidad. Le invade la sensación de que dejarse llevar y ser feliz puede conllevar un batacazo emocional mayor si algo malo sucediera. Prefieren vivir en el drama, porque en él se siente cómodos y manejan con control el sentimiento de infelicidad.

En el propio barro uno se acostumbra y se despierta un mecanismo de defensa demasiado prolongado en el tiempo que trata de minimizar la incertidumbre; lo que les lleva a sentirse más cómodos moviéndose en el mismísimo drama, porque esa sensación es conocida y manejable. Pero se les olvida que sigue siendo barro. Se pierde la perspectiva de que es posible otra manera de recorrer esta vida.

Si nos preguntamos porqué ocurre, existen orígenes varios que pueden ir desde una educación demasiado estricta, acumulación excesiva de responsabilidades familiares o profesiones, haber caído en una soledad no deseada. Puede ser que en algún momento de la vida, la ira, el castigo, la humillación, la injusticia o el robo emocional acabaron con su necesidad de intentar ser feliz, dada la percepción aprendida de un elevado costo emocional. Lo que ha generado desconfianza, miedo o rechazo hacia cualquier cosa que pueda explotar la burbuja protectora. Incluso llegando hasta el autosabotaje.

Es una sensación de recelo que les lleva a sentirse ansioso en momentos de felicidad ya que sienten que no durará. Una felicidad que sienten como superflua y con un alto coste emocional.

En definitiva, como casi siempre, se trata de aprendizajes erróneos, desencadenados de experiencias desafortunadas en el pasado. Algo aprendido. Y que por tanto puede ser desaprendido, con una práctica previa, para permitirse sentir emociones gratas de auténtica felicidad. (Felicidad vs paz mental).

“El equilibrio no significa evitar conflictos. Implica la fuerza de tolerar emociones dolorosas y poder manejarlas…” -Melanie Klein-

Conseguir ese aprendizaje lleva su tiempo. Pero los resultados merecen la pena. Descubrir la sensación de paz mental, de equilibrio, de la mismísima felicidad, merece cualquier esfuerzo.

Poco se sabe todavía, pero algunas investigaciones empiezan a relacionar la aversión a las emociones positivas con trastornos mentales como la ansiedad o el trastorno depresivo mayor; que por temor, tienden a evitar emociones, tanto negativas como positivas. Como si esa estrategia diera seguridad o mayor control. Puede parecer que «no sentir», o protegerse con una armadura impenetrable nos protege de un dolor mayor. Pero cuidado, porque no sentir puede acarrear mayores padecimientos.

«La vida es tan incierta, que la felicidad debe aprovecharse en el momento que se presenta» Alejandro Dumas

3 comentarios sobre “¿Por qué ocurre ? Querofobia IV

  1. ¡Más que interesante y esclarecedora entrada para much@s! Es tan cierta la expresión de aprender a ser felices de niñ@s; como lo es el ocuparse y no solo preocuparse, ante cada obstáculo que se nos presenta en la vida nuestra de cada día. No es la Universidad: en el camino de la vida, es alejar la entropia negativa de nosotr@s…y vivir en forma armónica y plena hacia adentro, junto también a los otr@s. Un cálido saludo.

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