«No te preocupes por los fracasos, preocúpate por las posibilidades que pierdes cuando ni siquiera lo intentas»
Jack Canfield
La “indefensión aprendida” hace referencia a la condición en la que se ha aprendido a comportarse pasivamente, creyendo no poder hacer nada y sin poder responder a pesar de existir numerosas oportunidades para cambiar. Una vez que ya nos encontramos en situación de indefensión, ¿cómo desaprendo?
Esta situación tiene remedio. Podemos desaprender y abandonar el camino del aprendizaje de escape. Es decir, este patrón de comportamiento se puede dejar atrás si nos hacemos con las herramientas necesarias para hacerle frente.
Si has identificado algún rasgo de indefensión, es hora de hacer un análisis y descubrir algunas propuestas para entrar en este nuevo camino hacia el desaprendizaje.
¿Entras?
Lo primero que se debe hacer es identificar en qué áreas se manifiesta esta indefensión: en el trabajo, en el colegio, con tu familia, con tu pareja, con los amigos. Para poder tenerlo más claro, pregúntate si te gustaría cambiar la situación, actuar de otra manera u obtener resultados distintos. Piensa si tienes control sobre esa situación y reestructura la lista de posibles causas por las que esta situación se está dando de esa manera y no de otra.
Cambia tu lenguaje y la forma en la que te hablas. Hazte consciente de la cantidad de mensajes negativos que te dedicas a diario: “se me da fatal”, “no soy capaz”, “no puedo” “no sé para qué lo hago». A partir de ahora presta atención a los mensajes que interiormente te diriges e intenta cambiarlos.
Teniendo en cuenta que las personas con indefensión aprendida tienen un autoconcepto inadecuado, será bueno prestar atención a nuestra autoestima, cuidándote, reforzándote a ti mismo por tus acciones, premiándote tanto por tus logros como por tus esfuerzos.
Muchas personas indefensas suelen estar más pendientes de otras que de sí mismas. Esta conducta es un síntoma de desvalorización y, por este motivo, es muy importante dedicarse tiempo a uno mismo, realizando alguna afición, practicando deporte, aprendiendo cosas nuevas, involucrándose en nuevos proyectos o cuidando el aspecto físico. Se trata de realizar lo que uno desea. Porque además, realizar una actividad novedosa conlleva relacionarse con gente nueva, nuevos retos, desconexión, diversión, salir de la zona de confort, con el fin de disminuir los efectos nocivos de la indefensión aprendida.
En definitiva, se trata de generar alternativas en lugar de quedarse inmóvil o salir corriendo ante las dificultades.
Genera expectativas de tus acciones, pero se paciente ya que a veces puede costar más de lo previsto, ya que cuánto más tiempo se haya estado en situación de indefensión aprendida, más costoso será el proceso de cambio de estos comportamientos.
Y recuerda que es importante dejarse ayudar por aquellos que nos quieren. Ya adelantábamos que pedir o recibir apoyo no era un síntoma de debilidad, sino de fortaleza, al significar un primer paso para plantar cara, abandonando la pasividad propia de este síndrome.
¡A desaprender!
Un comentario sobre “Indefensión Desaprendida”