Intuición. Las neuronas del corazón.

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“No permitas que el ruido de las opiniones ajenas silencie tu voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje de hacer lo que te dicten tu corazón y tu intuición. De algún modo, ya sabes aquello en lo que realmente quieres convertirte”

Daniel Goleman

Vamos aprendiendo. Despacio, pero con buena letra. Cuesta años y lágrimas, pero finalmente aprendemos a cometer nuestros propios errores y a dejar de asumir los errores ajenos.

Los errores empezaron a ser entonces menos dolorosos. Hasta cobraron sentido. Empezaron por coger forma de apuestas decididas contra viento y marea, para terminar convirtiéndose en generosas oportunidades. Solo fue cuestión de invertir y defender mi propia intuición.

El cuerpo nos da señales, lástima que muchas veces las malinterpretemos y las ignoremos, no prestándoles la atención adecuada.

En nuestra sociedad, presa de lo inmediato y lo urgente, no toleramos la incertidumbre y solo buscamos certezas. De esas certezas que casi nunca existen.

Confiar en la intuición significa algo tan arriesgado y peligroso como confiar en nosotros mismos. Algo que no estamos, ni de lejos, acostumbrados a hacer.

Deberíamos aprender de los niños, que con menos información almacenada en el inconsciente, menos ruido mental, menos prejuicios, se escuchan más a si mismos; sin tanto autochantaje emocional y sin tantos remordimientos.

“La intuición le dirá a la mente pensante dónde buscar lo siguiente.”

Jonas Eduard Salk

Corazonada, intuición o interocepción. El neurólogo e investigador argentino, Luciano Sposato, explica en una más que recomendada charla TED, algunos secretos de nuestro cuerpo, con claro impacto en cómo vivimos, cómo entendemos las emociones y cómo tomamos decisiones.


En un curioso experimento para tratar de averiguar cómo reaccionaba el corazón los de los participantes, encontraron que antes de tomar una decisión que iba a tener un resultado favorable, el corazón latía de una forma específica. Mientras que cuando iban a tomar una decisión con resultado negativo latía de una forma totalmente distinta. Es decir que, aparentemente, el corazón sabía antes de que el cerebro fuera consciente si la decisión que estaba por tomar iba a tener un resultado favorable o no. Realmente sorprendente, para tener muy en cuenta.


Él mismo nos acerca a una postura arriesgada que sugiere que quienes son capaces de percibir conscientemente los mensajes que envía nuestro cuerpo (como el latido cardíaco o porqué no, la intuición) podrían tomar mejores decisiones, aunque también dejará claro que todavía esa teoría se encuentra bajo discusión científica.

Definida como la habilidad para conocer, comprender o percibir algo de manera clara e inmediata, sin la intervención de la razón, la intuición (del latín intuitio, «mirar hacia dentro» o «contemplar») es un concepto tremendamente antiguo que describía lo que es directo e inmediato, sin intervención de la deducción o el razonamiento, siendo considerado como lo evidente. Un conocimiento que no sigue un camino racional para su construcción y formulación, y por lo tanto no puede explicarse o, incluso, verbalizarse. Podemos relacionarlo con experiencias previas, pero por lo general somos incapaces de explicarlo.

Suelen presentarse como reacciones emocionales, percepciones o sensaciones repentinas más que como pensamientos elaborados, creencias aprendidas e ideologías.

Con un componente adaptativo muy útil, ya que desde siempre ha contribuido a detectar peligros para reaccionar, lo realmente interesante de todo esto es que la información que nos aporta es pura. Porque en el preconsciente el conocimiento no está alterado por el razonamiento, las percepciones, el juicio moral, las ideologías y el diálogo interno.

Un concepto tan antiguo como mítico que poco a poco ha ido derivando desde el campo de la especulación filosófica al campo de la ciencia positiva, hasta el punto de ser considerado desde la investigación psicológica y neurológica.

Aunque muchas veces hemos pecado de darle una connotación mística, casi mágica, en realidad funciona a través del análisis de detección de patrones bastante desarrollados. A través de los datos almacenados en el inconsciente, el cerebro consciente puede reaccionar de manera rápida sin un análisis racional de la situación.

No se trata de guiarnos única y exclusivamente por la información intuitiva para decisiones vitales, dejando de lado el conocimiento empírico, científico y filosófico. Se trata de no dejar de escuchar los mensajes intuitivos de nuestro propio cuerpo, ya que la percepción sensible ofrece información útil de la realidad.

¿Sabrías cómo hacerlo?, ¿Seguimos entonces nuestra intuición o nuestra razón?

“No sabía a dónde se dirigía, pero algo inexplicable, que Raven consideraba un sentido de naturaleza similar a la intuición, le decía que cuando alcanzara su objetivo, entendería la razón de esa llamada que le conminaba a seguir avanzando y, con un poco de suerte, pondría fin a la sucesión de acontecimientos inexplicables en los que se había convertido su agitada vida.”

Javier Trujillo Sanz

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