«Nuestro corazón tiene razones que la razón desconoce”
Blaise Pascal

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Te lo confieso: las neuronas del corazón, acertaron. Una vez más, desde que decidí escucharlas y hacerles caso.
Ante esto, seguro que una pregunta nos asalta, ¿debemos fiarnos siempre de nuestra intuición, seguir fielmente a nuestras corazonadas?
Escuchar la intuición si, porque ella nos marca el camino. Pero el camino hay que trazarlo. Y habrá que recorrerlo con cautela. Creo que una forma de entender bien esta idea, viene del concepto «intuiciones pervertidas», que explica Isabel García, en Piensa, intuye y acertarás. Se refiere a todas las que no han pasado por cierto análisis, para ver si son factibles o no. Un ejemplo para poder entender esto sería el ojo clínico de un médico que puede intuir lo que le ocurre a un paciente; pero todos estamos de acuerdo en que debería comprobar su diagnóstico.
“La intuición perdió su poder cuando en la humanidad empezaron las verdades absolutas, la religión, las ideologías políticas y el maniqueísmo. El miedo es también una herramienta de control de la sociedad y sobre el que piensa diferente, el distinto, el que sigue su individualidad siempre pende la espada de Damocles de la soledad y la exclusión”
-Encarna de las Heras-
Esta clásica separación entre pensamiento racional e intuición es errónea, trata de caminar en paralelo, ya que la intuición nos permite contar con más información de la que creemos que sabemos. Esa que tan fácilmente obviamos.
Nuestra mente consciente acumula conocimientos en forma de aprendizajes experimentales y conceptos. Pero nuestra mente inconsciente también tiene memoria, almacenando incluso muchos más datos que la anterior. Relacionar con otras experiencias aparentemente lejanas, no es casualidad, sino fruto de un complejo trabajo de ese área del cerebro que llamamos intuición.
David G. Myers habla de ese “procesamiento dual” de los acontecimientos. Los mensajes de la intuición son determinantes para nuestra creatividad y para el acierto en cualquier decisión personal o profesional, siempre que podamos contar con el apoyo de una mente racional.
En su libro La inteligencia emocional aplicada al liderazgo y a las organizaciones, Robert K. Cooper y Ayman Sawaf cuentan que analizaron a 93 ganadores de premios Nobel. Al estudiar como habían procedido estas personalidades para alcanzar sus descubrimientos, pudieron concluir que en 82 casos la intuición había tenido un papel importante, mientras que solo 11 se habían servido de forma casi exclusiva de la lógica racional y los hechos conocidos.
Por si aún nos faltan motivos convincentes para prestarle atención a la intuición, parece ser que los grandes directivos y emprendedores recurren mucho a la intuición para tomar grandes decisiones. Las empresas más creativas y exitosas son precisamente aquellas que funcionan con un mínimo de incertidumbre, las que se arriesgan, las que no le tienen pánico al error. Lo que marcará la diferencia en su empresa. Y no se trata de decidir a lo loco. Está todo profundamente estudiado, en un proyecto con riesgos y oportunidades, pero asumen ese margen de incertidumbre como parte necesaria del proyecto. Y en ese margen de incertidumbre, opera su intuición.
Estarán de acuerdo también en que para poder hacer esto, se necesita cierta capacidad de riesgo, libertad y de autonomía. Hace falta ser valiente y jugársela. Pero las cosas que merecen la pena en esta vida, bien merecen el riesgo.
No podemos confundir la intuición con el instinto, ni con el presentimiento. Mucho menos relacionarlo con lo esotérico, ya que la intuición está científicamente demostrada, y se sabe que el cerebro llega a conclusiones o toma decisiones sin que nos demos cuenta, en base a toda la información que almacena de experiencias previas.
Así que deberíamos perderle el miedo a escuchar, como mínimo, lo que nos dice nuestra intuición. Y ya dependerá del grado de valentía, seguirla.
La mente intuitiva es un regalo sagrado, y la mente racional es un sirviente fiel. Hemos creado una sociedad que honra al sirviente y se olvida del regalo”
Albert Einstein
Para saber más:
Intuition: Its Powers and Perils (La intuición: sus fuerzas y peligros)

Piensa, intuye y acertarás (Gestión, 2000). Isabel García Méndez

La inteligencia emocional aplicada al liderazgo y a las organizaciones, Robert K. Cooper y Ayman Sawaf

Un comentario sobre “Intuición II. Intuye, traza un camino y entusiásmate.”