”No sé qué me pasa. No me siento mal, pero tampoco me siento bien. En realidad no siento nada” ( E.I.T)
Desde hace no mucho tiempo, en los centros educativos, consultas de pediatría y psicología se han incrementado llamativamente el número de casos de autolesiones: heridas que siguen patrones, arañazos, hematomas, cortes con la cuchilla del afilador o con tijeras, rascarse hasta hacerse sangre, quemarse, arrancarse el pelo o morderse. Lo hacen de distintas formas y en distintos lugares del cuerpo como el interior de los antebrazos o de los muslos, en el torso, etc.
“Ni siquiera noto que me estoy autodestruyendo” (D.B.B.)